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En el compás de este lugar,
encontraron armonía mis notas.
Como encuentra la mirada furtiva
los ojos que la han de condenar.

Si en la insondable eternidad
tienen eco nuestros pasos,
y me encuentro de pronto perdido,
entre el dolor y la nada,
será la luz de estas calles,
y la que enuncia tu nombre
las que brillen entre las sombras
y señalen los contornos,
las que dibujen el sendero
que lleva hasta el cielo.

Bajo el velo de la incertidumbre
emanará paz tu voz,
y en la oscuridad del camino,
serán estrellas tus pupilas;
porque en ti reverbera mi alma,
y se mece liviana en la calma
de saber que está en su hogar.
Y no temo infiernos, 
tampoco diablos,
puedo colgarlos en columnas 
y verlos danzar.
Hacer perpetuo mi reino,
si cogen tus manos mis dedos
y los guían 
por este efímero espacio:
escribiendo
hasta el juicio final.

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