VIII

Vino de algún punto remoto,
perdido,
entre estrellas y destellos.
Llegó con el blues de un llanto,
interpretado desde el espinoso arpegio del dolor.
Nutrida por la sádica semilla
de la soledad;
se reprodujo en voces y colores
que prendieron,
cuando ni el fuego mas intenso
alcanzaba a nacer.

Lucha entre tempestades,
vendavales de esencia salvaje
y ansia feroz.
Se volvió guerrera acumulando heridas,
de un millón de guerras,
más una batalla que nunca empezó.

Hija de Venus,
madre de Marte.
Reina indomable:
duerme el dolor,
siembra la luz.

Tiene un verso en la mirada,
un pétalo entre los labios,
el rugido de una pantera contenido entre los dedos,
y el corazón,
envuelto, con la piel de un tambor redoblando en el pecho.

Ella,
indomable, incontenible,
verso libre, ensoñación;
epopeya épica,
poesía lírica,
eterna revolución.