Instinción Cap II
Diversos científicos se han preguntado a menudo por el enigma de la conciencia. Muchas han sido las proposiciones ante el problema, y pocas han sido las resoluciones. Se han llegado a proponer desde pulsos eléctricos que atraviesan el cerebro desde el lóbulo occipital hasta el tálamo integrando memoria y atención a corto plazo, hasta la composición de una identidad personal. Sin embargo, la conciencia aún no ha resultado factible, material, ni explicable con nitidez. Sabemos sin embargo que ante determinadas lesiones físicas, en la corteza sobre todo, la conciencia se vé seriamente perjudicada. (...)
Pero...¿Y si tenemos varias identidades, diferentes percepciones, y desarrollamos perfiles diferentes de interpretación y atribución, signiica eso que podríamos estar preparados para desarrollar varias vidas a la vez?
-Claro que sí, Fran. las posibilidades biológicas del ser humano están todavía por descubrir, pero por el momento son múltiples y muchas de ellas se consideran inútiles hoy en día, porque el sistema es incapaz de controlarlas, y las prohíben. Facultades realmente sorprendentes y primitivas en nosotros, que tenemos que contener porque el sistema nos incita a ello.
-¿Hice bien en matar a mi profesor, maestro?
-Lo hiciste y eso es lo que importa. Hacerlo ya, es una razón para haberlo hecho. Estableciste una diferencia abismal entre él, y tú. El que enseñaba cosas demostró ser más limitado, y coercionado que tú, que todavía tienes que demostrar que no eres un ser humano vulgar y común. ¿Eres sólo la consecuencia de una evolución?
Fran recordaba aquella escena con su maestro rememorando cada movimiento, debatiendo cada frase, reflexionando sobre cada palabra utilizada. El mundo es fascinante- pensó- pero hay que contemplarlo desnudo, abierto, tan visceral que llega a titubear con la locura. Y es que para desnudar al mundo, hay que liberar al hombre, y según el maestro, el sistema no estaba lo suficientemente erguido sobre sus bases, como para aceptar sin condiciones cualquier aspecto de la condición humana. “Hay que limitarlo, hay que contenerlo, hay que controlarlo, -murmuraban entre sí, los componentes del sistema- igual que los hombres tienen que dominar a los animales, el sistema, tiene que dominar a los hombres”.
Se sentó en un banco de cemento que exhibía agónicos dibujos de adolescentes comunes que se entretenían vistiendo con lo que consideraban arte, el sobrio mobiliario urbano. Introdujo los cascos del ipod en sus cavidades auriculares y encendió el aparato. Buscó la canción “para toda una vida” de hamlet, y subió el volumen cuanto pudo. En el parque sólo había un padre, y su hijo de unos siete años que intentaba subir al tobogán por la rampa arañada. Fran contempló la escena mientras sacaba un paquete de OCB y una bolsa de hierba que había pillado la semana anterior, y mientras lo hacía escuchaba los gemidos de las guitarras eléctricas que gritaban al compás de los golpes certeros de la batería. La voz era melódica, suave, dulce, pero en ocasiones resultaba visceral, emocionalmente desgarradora, racionalmente sincera. Como el padre con su hijo, se comportaba con ternura, lo quería, era suyo y lo sentía en el corazón como una prolongación disfrazada de su personalidad, todavía incompleta, todavía sin autorrealizar, un proyecto de él…un tierno mini-clon. Pero, ¿Qué pasaría cuando el hijo se fuera? Cuando tuviera que auto-realizarse... Porque seguramente ese padre quería que el crío fuera como él, lo mejor de él y de su esposa, y que fuera un buen hijo del cual pudieran sentirse orgullosos.
-Sin embargo los padres hacen vulnerables a sus hijos.- dijo el maestro. Fran se giró mientras diseminaba con paciente cuidado la hierba sobre el tabaco y asintió. – Les enseñan de forma inconsciente a desarrollarse, determinarse, completarse y defenderse de maneras varias que han quedado obsoletas porque son otra generación, ya no juegan con las mismas cartas. Por eso las virtudes transmitidas serían sólo caracteres, sin embargo los defectos podrían ser serios puntos débiles.
-Yo luché para ser competente. – susurró Fran.
-Así es. A mi me debes los resultados, el poderío, la completud que estás a punto de alcanzar. Pero todavía te falta mucho…Los padres deberían abandonar a sus hijos, cuando estos hubieran alcanzado una suficiencia biológica.- el maestro agachó la cabeza y cabizbajo, susurró- la independencia es dolorosa para los padres, la dependencia es un yunque para los hijos. Fran asintió de nuevo y lamió el papel mientras miraba al crío deslizarse por el tobogán. El maestro levantó la cabeza, los miró, y sonrió con un toque de malicia contenida. Estrechó los ojos, se acomodó en el banco y susurró:-Mátalo. ¿Cómo reaccionará el crío cuando vea que pegas a su padre?
-No puedo. Estamos en plena calle. Sería un canteo.
-Hazlo.
-¿Y si me pillan?.
-Déjate llevar. Que tu "yo" lo haga por "ti".
Pero...¿Y si tenemos varias identidades, diferentes percepciones, y desarrollamos perfiles diferentes de interpretación y atribución, signiica eso que podríamos estar preparados para desarrollar varias vidas a la vez?
-Claro que sí, Fran. las posibilidades biológicas del ser humano están todavía por descubrir, pero por el momento son múltiples y muchas de ellas se consideran inútiles hoy en día, porque el sistema es incapaz de controlarlas, y las prohíben. Facultades realmente sorprendentes y primitivas en nosotros, que tenemos que contener porque el sistema nos incita a ello.
-¿Hice bien en matar a mi profesor, maestro?
-Lo hiciste y eso es lo que importa. Hacerlo ya, es una razón para haberlo hecho. Estableciste una diferencia abismal entre él, y tú. El que enseñaba cosas demostró ser más limitado, y coercionado que tú, que todavía tienes que demostrar que no eres un ser humano vulgar y común. ¿Eres sólo la consecuencia de una evolución?
Fran recordaba aquella escena con su maestro rememorando cada movimiento, debatiendo cada frase, reflexionando sobre cada palabra utilizada. El mundo es fascinante- pensó- pero hay que contemplarlo desnudo, abierto, tan visceral que llega a titubear con la locura. Y es que para desnudar al mundo, hay que liberar al hombre, y según el maestro, el sistema no estaba lo suficientemente erguido sobre sus bases, como para aceptar sin condiciones cualquier aspecto de la condición humana. “Hay que limitarlo, hay que contenerlo, hay que controlarlo, -murmuraban entre sí, los componentes del sistema- igual que los hombres tienen que dominar a los animales, el sistema, tiene que dominar a los hombres”.
Se sentó en un banco de cemento que exhibía agónicos dibujos de adolescentes comunes que se entretenían vistiendo con lo que consideraban arte, el sobrio mobiliario urbano. Introdujo los cascos del ipod en sus cavidades auriculares y encendió el aparato. Buscó la canción “para toda una vida” de hamlet, y subió el volumen cuanto pudo. En el parque sólo había un padre, y su hijo de unos siete años que intentaba subir al tobogán por la rampa arañada. Fran contempló la escena mientras sacaba un paquete de OCB y una bolsa de hierba que había pillado la semana anterior, y mientras lo hacía escuchaba los gemidos de las guitarras eléctricas que gritaban al compás de los golpes certeros de la batería. La voz era melódica, suave, dulce, pero en ocasiones resultaba visceral, emocionalmente desgarradora, racionalmente sincera. Como el padre con su hijo, se comportaba con ternura, lo quería, era suyo y lo sentía en el corazón como una prolongación disfrazada de su personalidad, todavía incompleta, todavía sin autorrealizar, un proyecto de él…un tierno mini-clon. Pero, ¿Qué pasaría cuando el hijo se fuera? Cuando tuviera que auto-realizarse... Porque seguramente ese padre quería que el crío fuera como él, lo mejor de él y de su esposa, y que fuera un buen hijo del cual pudieran sentirse orgullosos.
-Sin embargo los padres hacen vulnerables a sus hijos.- dijo el maestro. Fran se giró mientras diseminaba con paciente cuidado la hierba sobre el tabaco y asintió. – Les enseñan de forma inconsciente a desarrollarse, determinarse, completarse y defenderse de maneras varias que han quedado obsoletas porque son otra generación, ya no juegan con las mismas cartas. Por eso las virtudes transmitidas serían sólo caracteres, sin embargo los defectos podrían ser serios puntos débiles.
-Yo luché para ser competente. – susurró Fran.
-Así es. A mi me debes los resultados, el poderío, la completud que estás a punto de alcanzar. Pero todavía te falta mucho…Los padres deberían abandonar a sus hijos, cuando estos hubieran alcanzado una suficiencia biológica.- el maestro agachó la cabeza y cabizbajo, susurró- la independencia es dolorosa para los padres, la dependencia es un yunque para los hijos. Fran asintió de nuevo y lamió el papel mientras miraba al crío deslizarse por el tobogán. El maestro levantó la cabeza, los miró, y sonrió con un toque de malicia contenida. Estrechó los ojos, se acomodó en el banco y susurró:-Mátalo. ¿Cómo reaccionará el crío cuando vea que pegas a su padre?
-No puedo. Estamos en plena calle. Sería un canteo.
-Hazlo.
-¿Y si me pillan?.
-Déjate llevar. Que tu "yo" lo haga por "ti".
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