Carne y balas

Los rayos del sol no impactaban de forma oblicua sobre el cristal de la ventana de aquella habitación barata, sólo se dejaban caer. Estaban los dos tumbados en la cama, totalmente desnudos, un solo latido, una sola sombra. Ella entrelazaba sus piernas entre las de él, anudando la carne suavemente…la cabeza pelirroja de la chica, reposaba en el pecho del hombre; puzzle humano de delicada composición, y la almohada con brotes de saliva. Desde fuera se colaban rugidos y gritos, las balas de los fusiles penetrando los cuerpos, la metralla agazapándose entre las vísceras, las explosiones producto de las granadas, amputando las casas donde las familias se escondían bajo las mesas de madera. No…los rayos del sol sólo se dejaban caer.

-Nos matarán…-dijo ella sin moverse. Sentía en la frente la barbilla peluda de su amante, y eso la tranquilizaba, a menudo rozaba el rostro contra ella, le hacía cosquillas.
-Si…seguramente.- contestó él fríamente.
-¿Y te da igual?-él se encogió de hombros y contestó:
-Nos matarán…
-¿Te da igual morir?
-He cumplido mi objetivo en la vida…he encontrado alguien especial, y lo he cuidado, he disfrutado, he vivido, si tengo que morir antes de tiempo…no me importa. Pero si tú no has cumplido tus sueños, o te queda algo por hacer, puedo ponerme detrás de la puerta, con el palo de la fregona…o elaborar algún cóctel molotov…-ella sonrió. Fuera, los disparos parecían cada vez más cercanos. El grupo de soldados franceses encargados de defender aquella calle principal, empezaba a caer, las explosiones de los morteros empezaban a configurar un paisaje negro y humeante. El la notó afligida, la apretó contra su pecho e introdujo sus dedos entre la melena de fuego que ella poseía.
-No tengo miedo…
-¿Oyes nuestro latido?-ella asintió. Una lágrima emergió de forma súbita por el rabillo del ojo, y resbaló por la mejilla. En silencio…ella comenzó a llorar, y volvió a asentir. –Oigo más fuerte nuestro latido, que el ruido de los tiros y las bombas.
-Estoy feliz…de haberte conocido.- susurró ella levantando la cabeza para mirarle a los ojos. La puerta del edificio de pisos donde vivían, se abrió de un portazo, y empezaron a sonar pisadas subiendo las escaleras…frases imperativas en idioma alemán. Ël besó, en la mejilla de ella, la única lágrima que en solitario había hecho su tránsito vital, y ella sonrió. Los cargadores deshechados caían al suelo mugriento del portal, intercambiados por otros llenos de balas. – Te quiero-murmuró la chica.- Te quiero mucho.

Los alemanes, subieron a carrera las escaleras, lanzando granadas para crear cortinas de humo. Entraron en todos los pisos, mataron a todo vivo que encontraran sin uniforme nazi. Las paredes desconchadas se vistieron de corridas de sangre. Ni aspavientos pacifistas ni escondrijos improvisados valieron para huir de aquel escuadrón mortal. Pero cuando abrieron la puerta de la habitación donde ambos amantes permanecían desnudos, devorándose las bocas como animales, sobre un colchón mugriento: pidieron disculpas y se marcharon.

Comentarios

_None_ ha dicho que…
Sólo comento en la última de cada uno, que sino me dan las uvas. Me sorprende el giro que das a este blog, empiezas hablando de problemas sociales y de política y acabas haciendo lo que tú mejor sabes hacer. Pero no me importa el cambio jeje. Sí que he de decir que me ha gustado verte hablando de política... no me lo esperaba jaja.
Un beso cariñin!! =)
sinDiosNimusa ha dicho que…
WOW! la verdad hace mucho no pasaba por este blog... pero nunca dejo de sorprenderme!... q mas puedo decir..me encanta!... besos.. que andes bien!
Laura ha dicho que…
hola, hola!
me alegro que te halla gustado mi escrito. ahora estoy cortisima de tiempo, pero ya descubri tu blog; y el titulo y los elefantes de dali me piden que lo lea, asi que pronto me estare dando una vuelta.
saludos, que andes bien!
Félix Calderón ha dicho que…
ya sabes que acabo haciendo siempre, lo que me sale de las bolsas escrotales jaja, pero no me gusta hacer algo que no me divierta. Besitos a las tres :)

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