A de A
Dios aplaude desde arriba,
cada texto que escribo;
lo sé porque oigo sus palmadas,
desde lo más profundo de tu ombligo.
O tal vez sean tus mariposas,
tus fantasías aladas, tus desastrosas
formas, de cabalgar desbocada,
sobre mi polla cuantiosa.
Dios aplaude desde arriba,
cada texto que escribo;
lo sé porque a veces una dulce voz,
me pide otro más, me lo pide al oído.
Aunque tal vez no sea él, y seas tu,
pidiéndome otro asalto de violación con sentido.
Dios aplaude desde arriba,
cada texto que escribo;
Me dice que versifique a sus criaturas,
que pinte paraísos donde matar mis vicios.
Que rocíe de ficciones nuestras conversaciones,
para hacer escenificaciones de nuestra rutina,
y vivir siempre entre mentiras,
y violentas tesituras de bienvenidas y despedidas:
querer, como el que quiere ser y permanecer,
y no logra, más que quererlo, de forma desmedida.
Dios aplaude desde arriba,
cada texto que escribo,
al menos eso es lo que opino,
eso me rezan mis patologías.
Lo que sucede es que a veces me confundo,
la imprecisión me hace, torcer los renglones,
me acomodo, en otro mundo, con afán nauseabundo,
y me pregunto si es dios, o eres tú,
la que me confiesa entre gemidos,
que soy un escritor de espíritus errantes:
una víctima del uranio empobrecido,
un narrador de alteraciones...cardíacas...constantes.
Un desgarrador de cerebros envilecidos:
que ni con una antología de sus peores versos,
quedaría contento y dispuesto, en fin, satisfecho,
para abandonar el universo.
La gente como yo, sólo muere de risa.
cada texto que escribo;
lo sé porque oigo sus palmadas,
desde lo más profundo de tu ombligo.
O tal vez sean tus mariposas,
tus fantasías aladas, tus desastrosas
formas, de cabalgar desbocada,
sobre mi polla cuantiosa.
Dios aplaude desde arriba,
cada texto que escribo;
lo sé porque a veces una dulce voz,
me pide otro más, me lo pide al oído.
Aunque tal vez no sea él, y seas tu,
pidiéndome otro asalto de violación con sentido.
Dios aplaude desde arriba,
cada texto que escribo;
Me dice que versifique a sus criaturas,
que pinte paraísos donde matar mis vicios.
Que rocíe de ficciones nuestras conversaciones,
para hacer escenificaciones de nuestra rutina,
y vivir siempre entre mentiras,
y violentas tesituras de bienvenidas y despedidas:
querer, como el que quiere ser y permanecer,
y no logra, más que quererlo, de forma desmedida.
Dios aplaude desde arriba,
cada texto que escribo,
al menos eso es lo que opino,
eso me rezan mis patologías.
Lo que sucede es que a veces me confundo,
la imprecisión me hace, torcer los renglones,
me acomodo, en otro mundo, con afán nauseabundo,
y me pregunto si es dios, o eres tú,
la que me confiesa entre gemidos,
que soy un escritor de espíritus errantes:
una víctima del uranio empobrecido,
un narrador de alteraciones...cardíacas...constantes.
Un desgarrador de cerebros envilecidos:
que ni con una antología de sus peores versos,
quedaría contento y dispuesto, en fin, satisfecho,
para abandonar el universo.
La gente como yo, sólo muere de risa.
Comentarios
¿Sera por desidia q me desaparezca?-
Esta es mi epoca de neuronas flacas.
Otra vez sin palabras, entre un silencio de los buenos, que no para de aplaudir.