Standby
Cuando miras el abismo ocular,
de una belleza inspirativa,
estás, a la vez, siendo un verbo en modo pasivo,
un complemento circunstancial discriminativo;
estás, contemplando un abismo,
que a la vez,
te contempla a ti mismo.
Cuando tus dedos tocan una piel,
que ni te pertenece, ni crees, que te debería pertenecer;
una piel de magnitudes tan colosales que solo tocarla,
te produce un inmenso placer.
cuando tocas la piel de un ensueño,
y sueñas con ella, y sueñas, con llevarla al cielo,
ella...también te está tocando a ti
aunque su sueño no incluya tu anhelo.
Y por ello tu, a diario, te sientas morir.
Cuando el mobiliario de un hogar,
ampulosamente ajeno, se muestra obsceno,
y no se antoja hogar;
cuando todo el entorno, de forma violenta detiene el rumbo,
de las circunstancias virulentas y desde el cieno,
te pide una pausa, un trago, un tiempo muerto.
cuando todo se enferma y un ave paraliza su vuelo,
detiene su canto, y en standby, el escenario nauseabundo,
detiene el espectáculo. Tu...
con los dedos colmados de un amor tan enfermo,
detienes también el baile de tus dedos.
Y por un momento, el mundo se para contigo.
Luego...
sientes por la lengua, resbalando suave, su ombligo,
recuerdas...
y tus dedos vuelven a acariciar esas cuerdas...
de aquellas guitarras tan locas,
y el mundo vuelve a gritar de miedo.
Y el corazón sobre las palabras,
vuelve a surtir su habitual efecto.
de una belleza inspirativa,
estás, a la vez, siendo un verbo en modo pasivo,
un complemento circunstancial discriminativo;
estás, contemplando un abismo,
que a la vez,
te contempla a ti mismo.
Cuando tus dedos tocan una piel,
que ni te pertenece, ni crees, que te debería pertenecer;
una piel de magnitudes tan colosales que solo tocarla,
te produce un inmenso placer.
cuando tocas la piel de un ensueño,
y sueñas con ella, y sueñas, con llevarla al cielo,
ella...también te está tocando a ti
aunque su sueño no incluya tu anhelo.
Y por ello tu, a diario, te sientas morir.
Cuando el mobiliario de un hogar,
ampulosamente ajeno, se muestra obsceno,
y no se antoja hogar;
cuando todo el entorno, de forma violenta detiene el rumbo,
de las circunstancias virulentas y desde el cieno,
te pide una pausa, un trago, un tiempo muerto.
cuando todo se enferma y un ave paraliza su vuelo,
detiene su canto, y en standby, el escenario nauseabundo,
detiene el espectáculo. Tu...
con los dedos colmados de un amor tan enfermo,
detienes también el baile de tus dedos.
Y por un momento, el mundo se para contigo.
Luego...
sientes por la lengua, resbalando suave, su ombligo,
recuerdas...
y tus dedos vuelven a acariciar esas cuerdas...
de aquellas guitarras tan locas,
y el mundo vuelve a gritar de miedo.
Y el corazón sobre las palabras,
vuelve a surtir su habitual efecto.
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