El Bombero Rumbero (Parte I)

Son las ocho de la tarde aquí en Colmenar, y el incendio es cada vez más preocupante. La cuarta planta del edificio de la compañía PTZT está ardiendo en llamas desde las tres de la tarde cuando uno de los operarios avisó de que había saltado la alarma de incendio. Al parecer, una conexión irregular del cableado de dicha planta podría haber originado el incendio, aunque nos vemos obligados a matizar que esto es sólo una especulación.

Desde nuestra situación, podemos ver el duro drama de los bomberos que desde el suelo se ven incapaces de acceder al foco del problema. Tenemos con nosotros a Adolfo Macarrilla, señor Macarrilla ¿Cómo van las labores de rescate?

-Pues muy mal, señora, muy mal. El incendio está en el cuarto piso y no podemos acceder al edificio porque el conserje había salido a fumarse un cigarro. Se dejó las llaves dentro y…y en esas estamos.

-¿Quiere decir usted que…el tabaco mata…incluso de esta forma tan indirecta?

-No…quiero decir que porque el gilipollas del conserje salió a fumarse un cigarro, no podemos entrar.

-Señor Macarrilla, estamos en directo.

-Hola Buenas tardes.

-No, no lo decía por eso, lo decía porque moderase su lenguaje.

-Ah, disculpe.

-¿Cuál es el próximo paso entonces, ante este obstáculo?

-Bueno, es que hemos tenido otro problema. A la escalera de rescate se le han caído un par de tornillos, y no es segura. Por eso nos podría servir para llegar a la segunda planta, pero nada más…porque no alarga

-¿Y por qué no entran al edificio desde la segunda planta, y suben luego hasta la cuarta?

-Porque el foco del incendio está en la cuarta planta, señora, y la escalera no alarga.

-Pero podrían entrar por la segunda.

-¿Y para qué queremos entrar por la segunda? Si ahí no hay incendio.

-Para entrar en el edificio.

-Si lo que queremos nosotros es llegar a la cuarta planta.

-Pero para eso tendrán que entrar antes en el edificio, ¿No?

-Si pero ya le digo que el gilipolla del conserje…

-Vale…vale vale…ya lo hemos entendido. El caso es que no pueden entrar.

-Exacto señora, veo que lo ha pillado.

-¿Y qué piensan hacer entonces?

-Pues es que aparte de eso, la manguera de larga distancia, la que tenemos para estos casos en los que no podemos acceder al foco del incendio pesa demasiado y Agustín, que era el que solía usarla, porque tiene más fuerza, no ha podido venir hoy.

-¿Y eso? ¿No está, por qué?

-Porque no ha venido, ¿Usted le ve?

-No…vamos no sé cómo es.

-Es un tipo muy fuerte, ya le digo.

-Ya, bueno ustedes son todos muy fuertes. ¿Han probado a sujetar la manguera entre dos?

-No señora, la manguera es sólo para uno…

-¿Por qué?

-Porque si la sujetasen dos sería muy descoordinado.

-No tiene por qué… lo digo porque hay gente cuya vida corre peligro en esa planta. Y si ustedes no pueden acceder, no sé por qué no pueden…

-¿Qué no sabe por qué? Ya se lo he dicho, porque el gilipolla del…

-Que no que no, que no sé porque no pueden coger la manguera entre dos, y apagar el fuego.

-Porque es para uno sólo, señora. Si la cogen dos van a pensar que los bomberos de aquí somos unas muñecas. Es que tenía que haber venido Agustín…el sí que puede.

-Pero no ha podido…

-No ha podido señora, no está por aquí, no ha venido, y por eso no puede, porque no está aquí.

-¿Y avisó Agustín de que no iba a venir?

-Si…si avisó.

-¿Qué dijo?

-Que no iba a venir.

-Ahhh…vale vale.- responde la reportera empezando a perder la paciencia. Niega con la cabeza, y vuelve a preguntar. - ¿Entonces qué opciones les quedan?

-Pues sólo nos queda una opción- dice Adolfo tomando el litro de cerveza que le cede un compañero-…esperar…esperar que venga…el BOMBERO RUMBERO.

-¿Qué? ¿BOMBERO RUMBERO? ¿Eso ha dicho?

-Si señora…es…es una vieja leyenda en el cuerpo de bomberos. Dicen que cuando hay un incendio que nosotros no podemos solucionar, si un guitarrista cerca del incendio toca una rumba, aparece el bombero rumbero y apaga el incendio por muy grande que sea.

-Vaya…no conocía yo esa leyenda.

-Yo si…

-Ya lo sé…me la acaba de contar. Bueno…-dice la reportera tomando aire.- ¿Y quién va a ser el encargado de invocar a ese…a esa especie de superhéroe?

-Pues justo ahora viene…mírele…

Aproximándose por el centro de la calzada, mientras cuatro coches detrás tocan el claxon a modo de orquesta. Un sombrero de paja, una camiseta de tirantes amarillenta y rohída, unos pantalones pirata descoloridos y sandalias con calcetines blancos…
Se mesa la perilla un momento antes de sacar la guitarra de su funda, y la afina. Acorde por acorde la comprueba.
Se chupa la punta de los dedos, sopla el mástil y gira la guitarra en el aire cogiéndola al vuelo. Luego, le da un golpe ligero en el cuerpo de madera, y comienza a cantar:
“Estoy tan enamorao…de la negra tomasa…que cuando se va de casa que triste me pongo…”

-Oh…dios…-dice la reportera…

-Si…la policía ha pactado con nosotros hacer oídos sordos esta tarde…Hoy le necesitamos…

-Es…

-Si…

-El tocador de guitarras…

-Así es. Si el bombero rumbero no aparece después de esto, será el fin.

-Pero eso no es una rumba…


-No señora…está calentando. 

Comentarios

Noelia Herranz ha dicho que…
Me descojono, en serio, mi compañera de piso se ha levantado a ver de qué me reía... ¿Cuándo la segunda parte? xD
Félix Calderón Saucedo ha dicho que…
jajaja si es que eres muy escandalosa :P pues prontito que tengo ganas yo también de continuar la historia, tal vez haya alguna sorpresa entre las dos partes, pero espero llevarlo fluido. Un besazo¡
Anónimo ha dicho que…
Es buenísimo, han pasado 6 años y todavía recuerdo su lectura y el buen rato que me hizo pasar, no comenté nada en su momento, pero lo hago ahora y con valor doble... me gustó un montón.

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