El nido de la araña

Escribe a oscuras, con gafas de sol. A menudo desnudo, atrapado bajo un batín de algodón. Sobre las lentes negras se reflejan las líneas que van sumándose, una a una, en la pantalla del ordenador. A veces sueña con ser, un hombre normal, a pesar de que sabe que eso esta reservado, para los hombres extraordinarios. El, se conforma con ser, con estar…Se levanta temprano, se acuesta tarde, duerme poco. Sus manos teclean, palabras de dolor, de violencia, textos que primero exprime y luego imprimirá. Textos que servirán de alimento para tantas, tontas, que sin saberlo, han sido designadas exclusivamente para ello. Desayuna vodka con naranja, come vino, merienda tequila, cena gin tonic. Come carne, fuma hierba, huele nieve. Dispuestas en líneas paralelas de inconsciencia efervescente, huele polvo de ángel y ni con esas, se le aparece, el de la guarda. Riega las plantas con agua bendita, se asoma a la ventana para ver peces, bebiendo en el río, y encuentra un dragón encendiendo la ciudad, ignorando únicamente su casa, y él, no sabe si dar las gracias o agacharse avergonzado, por no ser digno del fuego.
 
 
 
A cucharadas se alimenta de tristeza. La euforia le dura dos caladas. Luego, tiene que dar de comer a su alma moribunda, y en el pentagrama mutilado de un bolero deforme mueve los dedos creyendo llevar la batuta y por no llevar, no lleva ni el ritmo. Nadie llama al teléfono, nadie llama al timbre, todo es silencio en ese reino sombrío porque así debe ser, porque sombrío debe ser cualquier infierno. Luego saldrá, ya vestido, pero con las gafas todavía, a tomar algo que no le ha sido dado de un lugar inapropiado para llevarlo por la fuerza a su guarida desvencijada. Algo demasiado joven y crédulo para pensar que el diablo pueda haberse posado allí, una flor, que arrancará de cualquier jardín, para vaciar después su néctar  en el patio interior de su casa. Donde la luz es crepuscular, y la sangre brilla reflejada en sus pupilas como si del santo grial se tratara. Tal vez, alimentándose de tal maná, consiga su alma volar…aunque solo sea un momento, un instante de gloria, que más dará. Asfixiar a la niña con cualquier pútrido texto gestado en su mente infesta mientras sonríe bajo la cristalera cenital: va a llamar a sus padres ahora vendrán. Pero cuando vuelve trae agua manchada, y lágrimas en los ojos, no le gusta lo que tiene que hacer, no le gusta al saco de despojos pero no sabe hacer nada más, a veces envidia a la gente normal. A veces arrebatar a otros la inocencia que a él
 le quitaron, es lo único que dota coherencia a su mundo sombrío.

También publicado con el pseudónimo de load M. en falsaria.com

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Un relato triste al que le viene muy bien el título.
Félix Calderón ha dicho que…
Si, de eso se trata, de que sea apropiado jeje, gracias por tu visita.

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