II
Mire usted, yo quiero vivir para siempre...
Lo digo con la humildad de quien aspira a lo imposible.
Yo quiero vivir por siempre y quiero que usted, viva también.
Mire usted yo quiero quererla siempre,
bajo la afilada ventisca del invierno,
o ante el florecer natural de los castaños,
quiero posar mi cabeza en su vientre,
sin tener que preocuparme...
si mañana muero, lo último que le diría,
es que yo quiero vivir para siempre,
para quererla siempre y que usted lo note.
Para decírselo al oído cada amanecer que nos contemple,
y escribírselo en la espalda, cuando anochezca,
mientras se duerme.
Yo quiero vivir para siempre, para poder amarla siempre,
y no tener que mirar esas agujas,
que penetran nuestras venas desde aquellas andrajosas esferas...
Malditos relojes, hechos por el más tonto...
Mire usted, yo quiero vivir para siempre,
y quisiera que usted también viviera,
quisiera que usted también quisiera,
o aún sin querer, supiera,
que yo quiero vivir para siempre,
al abrigo de su estela.
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