El hombre ilógico


No me preguntes cómo fue, ni yo te lo sabría explicar, ni tu lo podrías entender. Lo cierto es que simplemente un día se miró al espejo y no se encontró. Veía a través de un imperceptible boceto de su cuerpo, todo cuanto había tras él. La nariz se había hundido en su rostro. Y su carne pendía de los huesos como harapos de la cuerda de un tendedero. Fue por mediados de Julio...una tarde cualquiera. Se notaba distante de sí mismo, ajeno a este mundo que gira de forma tan sobria y austera, como si nada pasara aunque pase un mundo. El sol abrasaba el hormigón de las paredes. La gente se recluía en sus casas como huyendo de la peste. No había nadie allá abajo, y por más que él, desde la ventana buscara, nadie habría de aparecer; ni siquiera él, probablemente, estaba realmente allí. Había perdido el sentido de las cosas. Como un machete clavado en el seso, hundido hasta el mango, apareciendo el clímax de la hoja en la linea divisoria que arrugaba su frente, un millón de dudas hechas acero le atravesaban la mente. 

Y en ese silencio entrelazó los finísimos y larguísimos dedos a la altura del vientre, sobre la chaqueta de lana. Las insignificantes piernas sostenían por entonces su peso, porque pesaba poco, y porque pocas veces tenían que hacerlo. Trató de entenderlo todo, de desnudar los nudos que poblaban aquel arrecife de dudas. Pero era incapaz, nada servía...era todo mentira, era todo ajeno, no merecía la pena. Suspiró. Y disfrutó sentir el aire acariciando sus pulmones una vez más, segundos antes de expulsarlo. Como la propia vida, llegaba al mundo, y luego acababa siendo escondida bajo tierra, quemada, o relegada a un cajón de madera. Tantos recuerdos...tantas palabras...entrelazándose y anudándose entre mentiras y fantasías morbosas de mierda, como una especie de onanismo crepuscular existencial. De mentira era la calle que ante sus ojos ardía. De mentira estaba hecho el espejo detrás del cual observaba, y mentira era el reflejo del hombre que miraba, y que por eso no veía, porque no estaba, en realidad, si no en otra parte, soñando quizás que todo aquello era de verdad, y que lo entendía. Y pensó, que al menos era una mentira virtual, y que ahora debía compartirla, porque entre todos sería más sencillo, creerla de verdad. 

Comentarios

Lourdes Bna ha dicho que…
Siempre fan de tus palabras y de tu persona <3
Félix Calderón ha dicho que…
Es un placer escribir sabiendo que mis letras tarde o temprano van a viajar por tu mirada <3

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