Sueño de sueños
De este cielo caían cerillas. Rozaban el asfalto y se prendían, baratas, rápido, al primer contacto, a primera instancia, cerillas inflamables que prendían deprisa y apenas quemaban. Había una bruma extraña en el aire, y los cristales estaban impregnados de tierra naranja. De fondo doblaban campanas, el eco recorría cientos de kilómetros hasta llegar a mi sueño. Yo afilaba una espada, una con otra, las empuñaba, las enfrentaba, y ellas chirriaban al rozarse, liberando quejidos de pena al sentirse pulidas, clamaban venganza al mismo tiempo que prometían batalla. Yo no sabía nada de la gloria. Las derrotas pendían como guirnaldas en los balcones que circundaban mi presencia. Y a mi lado un lobo tumbado dormía tranquilo, soñaba conmigo, los ojos cerrados los colmillos guardados, bestia somnolienta, mi hermano, yacía expectante.
Si el frio arrecia me quitaré la piel, me pesa un poco. En la cabeza laten ideas y se baten en duelo, siempre se van las mejores...En mi sueño, tengo a mi vera todos mis textos. Los voy echando a la hoguera de uno en uno, mientras veo florecer los campos...hace algo de frío pero pronto llegará la primavera. Será hora propicia para apagar la chimenea. Voy alternando entre cadáveres de madera y versos macilentos; así es como avivo el fuego, el fuego radiante que se vuelve naranja, a veces verde otras rojo, pero no calienta...y en esa gelidez de fuego observo al lobo y lo veo tranquilo. Aprecio la calidez de su pelaje y por un momento en el sueño siento que me abraza, y un aullido reverbera en mi mente de oreja a oreja, feroz y salvaje, llamada batiente de una naturaleza errante que anhela el sabor nostálgico de las yemas de mis dedos. En el bosque, las copas de los árboles se agitan como enormes pétalos de esperanza, mientras mariposas violentas vuelan alto y dibujan en el aire tijeras de nostalgia: cazan águilas desprevenidas a las que inyectan pasión y matan de celos. No sé que será de mi cuando despierte de este sueño...en él el lobo está dormido y yo estoy afilando las dos espadas, centelleantes y gélidas, con sombras de tinta que gotean de la hoja.
Pero fuera del sueño el lobo está despierto y yo duermo...y son las espadas las que azuzan mi conciencia, las que afilan mi seso con cada estoque imprevisible pero preciso. Y a veces, entre herida y herida subyace una estrofa...y de cada brecha un verso, y de cada muerte, dentro, allí, en mi mente, sobrevive una idea, la idea de arrebatarle las espadas al destino y de luchar por dar vida a mi sueño.
Comentarios
Me ha encantado el texto!
Te amo <3