Insomnio


Otra noche más la mente colgada,
de la cadena del recuerdo,
o de la proyección de la nada,
pero pendulante y pendiente
perturbada.

Si acaso el recuerdo de un sueño
le encuentra,
va la tormenta y lo ahoga.
Viene la inquietud y lo fragmenta.

Pasa las horas del día
con los ojos quebrados,
la boca arrastra quebrantos,
los párpados susurran asfixia.

Pasa las noches
repasando los contornos de la luna,
los esboza a veces con finura,
a veces con creces con torpeza,
pero siempre le torturan.

Sueña con su sombra en el espejo,
despierta al rato sudado,
lleva sin dormir siete vidas por lo menos,
gato que no duerme no llega a viejo,
hombre que no duerme ve
diablos.

Otra noche de desvelo,
otra noche que no llega,
si se le parase el ritmo,
y el latido le fuera esquivo,
se encontraría cara a cara con la muerte
y podría preguntarle de frente
cual fue el motivo:
si lleva tanto soñando con ella
tanto soñándola sin haber dormido.

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