Algoritmo
A veces
tumbada sobre la hierba
le encuentra forma a las nubes.
De alguna forma mística
sincroniza armónica
con el algoritmo de la naturaleza y las descubre;
allá un perro, un labrador,
allí un caballo, cartujano,
aqui un pez desdibujándose,
y sobre ella la cara de un demonio
que quiña un ojo y sonríe ennegreciéndose.
Otras veces lee Rayuela en el balcón,
descalza,
con los pies apoyados en la barandilla,
mientras la ambulancia atraviesa la avenida,
en vez de arrastrarse por el canto de sirenas,
naufraga entre palabras y se olvida.
A veces canta una de Estopa,
otras una de Sabina.
A veces ríe a gritos, a veces llora
en silencio para que nadie la oiga.
Tiene corazón de caballo,
por eso a veces se ahoga.
La he visto pasar por el cielo,
cuando se siente nube y se desliza.
Cuando se siente invisible entre la gente y la prisa.
La he visto caminar como una musa,
pensar como una ilusa,
que el mundo es inmune a su sonrisa.
Pero sonríe y la naturaleza
se doblega,
se tumba tratando de descubrir su algoritmo.
Y al poco, incapaz de descubrirlo,
se limita a aplaudir tanta belleza.
tumbada sobre la hierba
le encuentra forma a las nubes.
De alguna forma mística
sincroniza armónica
con el algoritmo de la naturaleza y las descubre;
allá un perro, un labrador,
allí un caballo, cartujano,
aqui un pez desdibujándose,
y sobre ella la cara de un demonio
que quiña un ojo y sonríe ennegreciéndose.
Otras veces lee Rayuela en el balcón,
descalza,
con los pies apoyados en la barandilla,
mientras la ambulancia atraviesa la avenida,
en vez de arrastrarse por el canto de sirenas,
naufraga entre palabras y se olvida.
A veces canta una de Estopa,
otras una de Sabina.
A veces ríe a gritos, a veces llora
en silencio para que nadie la oiga.
Tiene corazón de caballo,
por eso a veces se ahoga.
La he visto pasar por el cielo,
cuando se siente nube y se desliza.
Cuando se siente invisible entre la gente y la prisa.
La he visto caminar como una musa,
pensar como una ilusa,
que el mundo es inmune a su sonrisa.
Pero sonríe y la naturaleza
se doblega,
se tumba tratando de descubrir su algoritmo.
Y al poco, incapaz de descubrirlo,
se limita a aplaudir tanta belleza.
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