Papá N03I (Parte I)
Miro por la ventana y le veo bajar las escaleras. Se había puesto una bata ridícula de conejo y llevaba una linterna en la mano derecha. Le veo que llega al salón, a oscuras, con la linterna encendida. Yo pensé que el otro, al verle, iba a salir corriendo, pero no, se había ido a la cocina, yo le veía al fondo, la casa era pequeña, así que pude oír lo que hablaban. El que acababa de bajar las escaleras se detuvo, la luz de la cocina estaba encendida, el otro estaba allí.
─¡Eh! ¿Quién eres tú? ¿Qué haces?
─¿Cómo que quién soy? ¿De verdad me estás preguntando eso?
El tipo que llevaba la linterna miró la poblada barba llena de canas, el traje de papá Noel, las ruborizadas mejillas rollizas y miró la bolsa de pan de molde que tenía en las manos.
─Si, ¿Quién eres?
─Soy Papá Noel, chico, ¿Hace falta que te lo diga?
El tipo que acababa de bajar se rascó el pelo despeinado, pensativo. Volvió a mirarle desde el gorro hasta la suela de las botas y frunció el ceño.
─¿Te estás comiendo mi comida?
─Sí, no has sido bueno este año, y creo que no mereces regalos, pero me ha entrado flojera y he decidido comer algo. ¿Tienes pan de mollete?
El tipo encogió los labios y negó con la cabeza. Papá Noel suspiró:
─¿Ves como no mereces regalos? Lo único que he visto comible en tu cocina ha sido paté de hígado de cerdo, lamentable.
─Ya, tenía jamón cocido…
─Si, del que yo le doy a mis renos. ─Papá Noel se giró, frustrado, sobre la mesa, y continúo untando el paté con la boca encogida en una mueca de asco.
─Puedo cocinarte algo, sé cocinar, ¿Quieres que te haga unos macarrones?
─¿Macarrones? ¿Por la noche? ¿Qué quieres que no quepa por las chimeneas?
─Yo no tengo chimenea y has entrado… ¿Cómo has entrado?
Papá Noel le dio un bocado al bocadillo que se acababa de preparar y se encogió de hombros.
─¿Tienes doritos?
─¿Qué? No…
─Me gustan los doritos. Los mojo en guacamole. Lo malo es que en Laponia no hay. En Laponia solo tienen Coritos.
El tipo se cruzó de brazos mientras Papá Noel, de pie, comía.
─¿Coritos?
─Sí, como los doritos pero cuadrados, y en vez de guacamole tienen cacamola.
─Ah…ya. ¿Oye, quieres beber algo? En la nevera hay zumo.
─¿Tienes vino? Para entrar en calor y eso.
─No, pero tengo cerveza.
─Ni un regalo te mereces, muchacho. ¿Qué cerveza tienes?
─Cruzcampo.
Papá Noel levantó la cabeza con la boca llena, miró el bocadillo, la nevera, y negó con la cabeza, luego volvió a mirar el bocadillo, la nevera, se puso en pie, abrió la puerta de la basura y tiró los restos del bocadillo.
─No sé cómo he podido atreverme siquiera a entrar en esta casa.
─Yo no bebo cerveza, y mi mujer tampoco, lo tenemos para las visitas.
─¿Y no te visita nadie, verdad?
Papá Noel cogió la bolsa roja de terciopelo llena de regalos y se la echó al hombro.
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