Memorias de una araña

Mira el mundo atrapado.
Con los ojos brillantes
y los párpados curvos,
como dos paréntesis
que convierten sus gritos
en susurros.
Se dejó rodar por el tiempo,
y cuando quiso mirar atrás
se vio retenido,
condenado a una vida concebida
por casualidades sucedidas,
que culminarán en una muerte
sobrevenida. 

El pelo teñido de nieve,
la piel cosida a surcos;
la cara plagada de ojos,
todos mirando hacia atrás.
La esencia pantanosa de la culpa,
cuánto más trata de escapar,
más anclado queda,
a la telaraña de las dudas.
Hubiera sido preciso vivir de frente
mirar cara a cara a la vida,
y pensar con el compás de los latidos,
así tal vez hubiera encontrado la armonía
hubiera hallado el camino. 

Mientras agoniza la recuerda,
amor de verano, sol de juventud,
sentido perdido;
Ahora solo le queda tejer,
con el amargo sabor de los recuerdos,
la cálida telaraña del olvido.

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