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Caen los años como lágrimas de mercurio

sobre un jardín de orquídeas;
la luz del sol va perdiendo el tono,
pero las semillas florecen ígneas,
impulsadas por la ilusión
de una nueva catarsis
se liberan fieras.

Se nos pasa la vida esperando el nirvana
en vez de darle génesis.
Si nos avergonzara la forma que tenemos
de temer las circunstancias
haríamos algo por provocar su metamorfosis,
pero nos acostumbramos.
Nos dejamos mecer por el mar
de la turbia rutina y sus vaivenes
mientras el mar nos va ganando terreno,
y la arena va cayendo sin freno,
engrosando los márgenes.

Paladear cada estrella brillante
en el firmamento,
cada milímetro del espacio
recorrido por las agujas del minutero.

Ser consciente del instante y
escribirlo,
ser cómplice del universo,
y disfrutarlo.
Bailar a su ritmo,
seguir sus pasos:
estoy en paz conmigo mismo,
aunque a veces duerma en vida
y otras viva soñando. 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Digno de una mente privilegiada!!!

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