D.E.P.



El dia que pasó,
vestía el cielo de plata.
Olor a tierra mojada,
agitaban las alas,
de gaviotas perdidas.

Tenían los ojos marchitos,
los párpados henchidos de rabia,
las nubes de aquella mañana.
Las hojas como versos quebrados,
se mecían funestas,
en torno a un réquiem,
entonado por bestias.
Olían a sangre las olas que
venían a morir,
a las rocas muertas.

Era el cielo añil,
el sol se escondía en la palabra,
sabía a poesía el viento gris,
el día que murió Antonio Gala.

D.E.P.




Foto EL MUNDO (Braulio Valderas. Imagen de 2015)

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