DV
Vivía siempre en mi cabeza,
discurría por los senderos
helicoidales de mi mente
siempre a contracorriente
sin remedio.
Sembraba contratiempos
en el latido,
pintaba los gemidos,
sobornaba a los momentos.
Decía que vivía
siempre en primavera,
y florecía con descaro,
a pesar de las tormentas.
Se posaba con frecuencia
entre mis manos,
gobernaba mis dedos,
reinaba en el caos.
Se fue un atardecer helado
bajo un soplo de mentiras,
ya sin corona, solo con espinas,
la tierra sigue temblando,
cada vez que se peina las pupilas.
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