Truco o trato

Tengo un trato con las musas,
yo prometo escribirlas siempre,
ellas no abandonarme nunca.
Me he acostumbrado a sus visitas,
a sus susurros en plena calle,
a que me reciten poesia,
con gemidos delirantes. 

A verlas flotando entre la gente,
desprendiendo una luz inabarcable,
sosteniendo el mundo en sus pupilas,
aleteando como hojas en el aire. 

Se acuestan a mi lado cada noche,
noto el roce de sus labios en la oreja;
a veces me miran y sus párpados,
danzan, como brazos de tijera,
cercenando pesadillas y diablos. 

Me he acostumbrado a que violen 
mis dedos hasta en sueños.
Me ponen contra el papel,
cuando no quiero;
me arrebatan la tinta a contrapelo,
no hay tregua ni manera,
es eterna la condena,
quise ser amante pasajero,
y acabé sometido a su belleza.





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