La noche
Me he citado con Dios en un Mercedes, espero volar alto antes de que su luz mañana ilumine mis huesos. A 200, en la noche, la carretera es el vacío. Orbes de luz pasan tras los cristales uniéndose en una línea perpetua que solo se rompe un suspiro antes de que nazca la siguiente. Podrías haberme dejado ser yo, así cuando te hubieras ido hubiera quedado algo de mí, ahora te largas como si nunca hubieras estado, y no dejas más que la misma oscuridad que me rodea esta noche. El motor ruge como una bestia furiosa mientras la luz de los faros engulle las líneas del asfalto que reverberan en latidos imperiosos en mi pecho. Noche sin estrellas. Noche sin luna. Oscuridad devoradora de este basto armatoste del que recogerán mis restos cuando esa línea perpetua explote: podrías haberme dicho que el infinito algún día se iba a acabar.
Noche ingrata, noche de fuego, noche asesina; noche incendiaria, noche hambrienta, noche mortal. Noche macabra, noche bastarda, noche animal. Esta noche que va arroparme, esta noche que me hará descansar, después de esta noche te olvido, palabra de borracho, viajando a lo desconocido; volando al final de la noche, al primer beso de nuestro amor envilecido.
Comentarios