Llamas
La oscuridad persigue su estela
desfigurando el camino transitado,
emborronando cada uno de sus pasos,
recortando su mermada silueta.
Las horas cabalgan deprisa
quemando los recuerdos,
apilando los momentos
volviéndolos ceniza.
La arena en el reloj confunde las facciones,
deforma las sonrisas, sepulta los nombres,
destroza los abrazos, baraja las cartas
convirtiendo cada día en una nueva batalla.
Solo imperturbable permanece ese chirrido,
ese arañazo desgarrador en la madera,
cada noche, le despierta de improviso
atravesando brutalmente la puerta.
Al otro lado, inmisericorde,
disfrutando su dolor y su miseria,
fatal y paciente,
la muerte espera.
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