XXV


Recuerda, en silencio,
palabras, momentos,
Y nota en la boca 
lágrimas de de cristal.
Saben a ceniza los recuerdos,
A agua estancada,
aire viciado,
humo de incendios,
perpetuos 
que no se acaban
de extinguir.

Y reconoce en la lengua 
los ásperos pétalos
de una rosa negra marchita;
las huellas en los dedos
de una vida sumergida,
el crepitar del pasado ardiendo obsoleto,
los rastros en la nieve 
de la infancia remota.
Y saborea con sangre los años de la luz,
y entre cristales y espinas 
encuentra un botón, este era, piensa,
pero el botón, 
ya no es el mismo.

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