XVIII
Lengua de plata,
curva afilada,
remota sonrisa.
Cuna de sueños,
musa de versos,
eterna insumisa.
Desprende sin mesura,
la húmeda brisa que nos abraza;
mientras estrellas prendidas
de luz flameante,
flotan brillantes,
ardiente llama.
Pinta las venas de la ciudad,
de una tibia oscuridad,
que pestañea al compás de tus ojos.
Pobladas de sombras las calles,
silente coreografía de colores:
insomnes cómplices
del laberinto que nos cobija.
Hoy seremos la noche
tu y yo.
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